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Josefa Tenorio, abanderada del Libertador.

Josefa Tenorio – Obra de Mirta Beatríz Toledo

En un lenguaje actual podríamos decir que la vida de Doña Josefa Tenorio es otro ejemplo de la “invisibilidad”, muchas veces sufrida por la mujer a lo largo de la  historia. Por otra parte, también podríamos afirmar que su vida fue una fiel aplicación de tres rasgos específicos del liderazgo femenino: pasión, paciencia y perseverancia.

Su vida aparece y se desvanece como una rápida sombra. Un espectro que se cristaliza en una sola carta tan solitaria, importante como definitiva, que la pinta, – y la inmortaliza,- de cuerpo entero. Su redacción denota la gallardía una mujer de bien que reclama justicia por haber participado de una de la proezas más importantes de la historia militar universal, el cruce de la cordillera con el Ejercito de los Andes al mando del General José de San Martin en 1816.

Sí, una mujer esclava  fue la abanderada del Ejercito que liberó a tres naciones americanas. Con el objeto de apurar la remisión de su situación de esclavitud, Doña Josefa se dirige en 1820 a su antiguo jefe el Libertador General San Martin de esta forma:

“Señor: Josefa Tenorio, esclava de doña Gregoria Aguilar, ante Vuestra Soberanía con el más profundo respeto digo: que tengo prestados mis servicios personales a la madre Patria con el valor de que no todos los hombres son capaces, así es que apenas rugió el rumor de que el enemigo común volvía en setiembre del año pasado a querer esclavizar a los habitantes de esta capital de los libres, cuando me visto de hombre y corro presurosa a recibir órdenes, y tomar un fusil, en efecto, se me alista en Palacio, con sable y pistola, y con los nombrados voluntarios para consultar el fuerte, patrulleo, ronda y no me excuso a la fatiga. Luego salgo a campaña en mi propio caballo y el señor General en Jefe Gregorio Las Heras me confía una bandera para que la sostenga y defienda con honor, agregándome en el punto de Manzanilla al cuerpo que mandaba el señor Teniente General Toribio Dávalos, a las órdenes de ese acreditado jefe sufro el rigor de la campaña y concurro con acreditado desempeño al sitio de los Castillos del Callao y sus fuertes tiroteos, y a las acciones tan reñidas que dimos en San Borja, Chacra Alta, Copacabana y Puruchuca (1820-21). Mi sexo no ha sido impedimento para ser útil a la patria, y si en un varón es toda recomendación de valor, en una mujer es extraordinario tenerlo. Suplico a Vuestra Soberanía que examine lo que presento y juro. Y se sirva declarar mi libertad que es lo único que apetezco – Josefa Tenorio, esclava de doña Gregoria Aguilar”.

La respuesta del Gral. José de San Martín a la carta de la Josefa Tenorio figura en los archivos históricos, con esta sola mención: “Téngase presente a la suplicante, en el primer sorteo que se haga por la libertad de los esclavos. Nadie se ocupó nunca de ella, quizás por el hecho de haber sido una negra esclava. Pero su heroísmo, merece y obliga al rescate de su nombre y su hazaña, como también del humilde premio solicitando su propia liberación como ser humano, porque esto es parte de la historia”.

Una copla de Aníbal Cuadros llamada “La Josefa Tenorio” la recuerda y une la poesía con la historia de la valiente militar y abanderada de uno de los ejércitos más gloriosos de la tierra.

La Josefa Tenorio (Por Aníbal Cuadros)

Aluviones de glicinas
desbordan los paredones
confundiendo su perfume
con jazmines y cedrón;
solitaria en el umbral
a la sombra de una mora
se refugia en el silencio
para recordar su historia.

La Mendoza colonial
momentos tensos vivía
un Zonda de libertad
por la alameda crecía,
ha llegado un general
rumoreaban las vecinas
una gesta colosal
en Plumerillo latía.

Ahí va Josefa Tenorio
del mercado a la cocina
el destino la vistió
de un color que sometía;
oscura piel de aceituna
heredada de una raza
la condena injustamente
para servir como esclava.

Los sentimientos desatan
una lluvia de justicia
los privilegios de algunos
se derrumban y agonizan,
la fiebre de rebelión
recorre los callejones
de una América incendiada
que reclama sin temores.

Ahí va Josefa Tenorio
con banderas desplegadas
dispuesta para alcanzar
la independencia anhelada.
Convicciones ancestrales
la empujan a la batalla
y en su pecho está latiendo
la libertad de su raza.

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