COVID-19: Perfume de Mujer
La cercanía y el cuidado de las emociones fue una nota distintiva del liderazgo de las mujeres gobernantes durante la pandemia.

Simone Weil, la brillante intelectual y joven comprometida activista francesa, nacida en París en 1909, dedicó su existencia a buscar la verdad sobre su vida y a responder un llamado interior a compartir el sufrimiento del hombre, de todos los hombres.
En 1943 anhelaba arrojarse en un paracaídas sobre Francia con un pelotón de enfermeras para asistir a los heridos en el frente de guerra. En 1942 realizó labores agrícolas en el sur de Francia. En 1936, con los milicianos de la columna Urruti, por accidente pisó aceite caliente y tuvo que ser evacuada del frente. Durante 1934 trabajó en duras jornadas en una fábrica automotriz para conocer y compartir los anhelos y el sufrimiento de los trabajadores en una línea de montaje industrial.
Estos largos meses de Covid 19 han dejado ya en la historia un brillo y un perfume de mujer en el liderazgo internacional. Mujeres jóvenes, – y no tanto, llegadas al más alto nivel de la política internacional no sólo tomaron las medidas políticas del caso, sino que intentaron conectar lo bueno con lo mejor. Todas ellas han respondido a la urgencia con seriedad y aplomo, con la tranquilidad de los gestos sinceros y concretos que buscan acercarse y escuchar el sufrimiento y el estado emocional de la gente.
Podemos admirar la claridad y la precisión de Angela Merkel explicando el concepto factor R de contagio en una conferencia prensa, a Jacinda Arden (Primer Ministro de Nueva Zelanda) empatizando en un live nocturno, a Tsai Ing-wen, la Presidenta de Taiwán, que desde diciembre de 2019 se anticipó con 124 medidas preventivas o a Mette Frederiksen, primer Ministro de Dinamarca dando una conferencia en las redes sociales dirigida especialmente a niñas y jóvenes.
“La atención es la forma mas rara y pura de generosidad”
Simone Weil

Mas allá de los buenos resultados frente a la pandemia estas mujeres unieron empatía, transparencia y prevención a una firmeza y capacidad de gestión. Sin dar rodeos, Jacinda Arden animó a todos los ciudadanos a ser “fuertes y amables” y con mucha amabilidad se excusó por estar en ropa casual en el vivo ya que no era fácil acostar a los niños. Recordemos de Jacinda Arden fue la segunda mujer en la historia en tuvo un hijo siendo primer ministro y la primera en llevar a su bebé de tres meses en un viaje oficial para estar cerca y asegurar su lactancia.
Sanna Marin, la primer ministro más joven del mundo con 34 años, puso en práctica su cernanía con los millennials en Finlandia. Su gobierno se asoció con influencers para difundir información sobre el coronavirus en las redes sociales.
Todas estas líderes se saltaron la etapa de la negación y la arrogancia. No comunicaron ni trasladaron temores sino que apelaron al valor, a la transparencia y a la responsabilidad de todos. Se abstuvieron de utilizar un lenguaje bélico contra un virus que aún no conocemos en forma suficiente y por ello parece aún difícil “derrotarlo”.

Las mandatarias citadas han conjugado las mejores flores y los frutos que tan bien crecen en el jardín del liderazgo femenino: Protagonizar desde la pasión, buscar siempre la armonía entre la palabra y la acción y acercarse a las personas y a su dolor sin muchas palabras e ideologías.
“La atención es la forma mas rara y pura de generosidad” recuerda Simone Weil, la filósofa de la atención, de la mirada y de la acción que une a los corazones mediante la justicia y la compasión. Donde su amigo Albert Camus sólo encontraba lo absurdo en el sufrimiento, Simone Weil advierte la gramática de Dios en el dolor y en el drama humano. La política es servicio dan cuenta estas mujeres gobernantes.
“Amar a alguien es preguntarle qué le duele” . Simone Weil lo afirmó con su testimonio de vida.